El 18 de agosto de 1973, Irapuato quedó bajo más de 3 metros de agua tras la inundación que provocó el desborde de la presa El Conejo. La tragedia arrasó a la ciudad, pero también marcó el inicio de su reconstrucción y dio vida a la colonia 18 de Agosto. Una fecha para conmemorar.
Hay fechas que no se olvidan y esta es una de ellas.
El 18 de agosto de 1973 no sólo fue el día en el que la mitad de Irapuato fue arrasada por el agua, sino el día en el que los irapuatenses sobrevivieron a una tragedia y su fuerza los llevó a construir una gran ciudad.
Quienes sobrevivieron a la inundación no olvidan el crujir de las casas, la mayoría de adobe en aquella época, que comenzaron a desmoronarse al paso del agua proveniente de la presa del Conejo, que fue vencida por las fuertes lluvias que habían azotado la región desde ocho días antes (10 de agosto), debido a la tormenta Brenda, y que ya había afectado a otros municipios de la región.

Entre el mito y la realidad, se cuenta que los militares ya sabían que el agua llegaría a Irapuato, debido a que las presas de La Llave y La Gavia, ubicadas en Romita, ya estaban al tope. Algunos militares pusieron a salvo a sus familias, mientras que el general Félix Galván, comandante de la Zona Militar, mejor conocido como ‘Pata seca’ por nunca haberse mojado durante la inundación, minimizó el tema y no dio aviso oportuno.
Algunos otros aseguran que sí se avisó que llegaría el agua, pero nadie quiso escuchar. Fue la madrugada del 18 de agosto que el agua llegó a la presa El Conejo, la cual no estaba hecha para soportar tal cantidad de agua, por lo que el desborde era más que anunciado.
Las oficinas de Correos de México serían inauguradas ese día, pero la ciudad se detuvo cuando el perifoneo comenzó a avisar que el agua de la presa llegaría a Irapuato y subiría de 10 a 15 centímetros. Cerca de las tres de la tarde, el agua tomó fuerza y no, no subió 15 centímetros: fueron tres metros con 22 centímetros, según tiene registrada la calle Vallarta.
Irapuato fue cubierta por agua del 18 al 22 de agosto, en donde familias estuvieron alejadas unas de otras, intentando reencontrar a sus seres queridos, otros más intentando sobrevivir al frío, al hambre, al miedo… entre escombros y en los techos de fábricas, mercados y las casas que lograron permanecer en pie.
Esta tragedia puso a Irapuato en el foco de atención de todo un país, encabezado por el entonces presidente de la República, Luis Echeverría, quien llegó a la ciudad atendiendo la petición del presidente Max Kirchbach; pero no sólo él, sino todo un país, se sumó para ayudar en la reconstrucción de Irapuato.

Atrás quedaron las casas de adobe que fueron las primeras en caer debido a la corriente de más de 42 millones de metros cúbicos de agua (según la revista Jóvenes en la Ciencia de la Universidad de Guanajuato Vol. 7, Núm. 1, 2021), algo así como 23 estadios Azteca llenos de agua vertidos sobre toda una ciudad de apenas 170 mil habitantes y poco más de 34 mil viviendas.
42 millones m3
de agua se estima cubrieron la ciudad.
23 estadios Azteca llenos, equivale.
170 mil habitantes en 1973
34 mil casas había en Irapuato
La construcción de toda una colonia fue uno de los proyectos necesarios y en el que se enfocó el Gobierno Federal en apoyo de Irapuato. Así fue como nació la colonia 18 de Agosto.
El entonces Instituto para el Desarrollo de la Comunidad Rural y Vivienda Popular (INDECO) inició el proyecto en un terreno de 8 hectáreas, en ese entonces ubicado a las orillas de la ciudad de Irapuato. En él serían construidas 510 casas para al menos 3 mil 500 personas que perdieron sus hogares, principalmente trabajadores, mujeres pizcadoras de fresas, jitomate y otros productos, comerciantes y demás.
En esa colonia se construyó un taller de costura con apenas 13 máquinas eléctricas, en donde por muchos años las mujeres de la zona trabajaron para seguir construyendo sus hogares. Hoy esas instalaciones forman parte del centro social de la 18 de Agosto, una colonia que es conocida en la ciudad no sólo por la inundación, sino por su gente, su reputación y por concentrar a gente sobreviviente, luchona y capaz.
Este día es un día de agradecimiento, en donde las calles se cierran para agradecerle a Santa Elena poder seguir con vida, recordar a sus desaparecidos, a sus familiares que sobrevivieron aquel día y ya no están, y pedir por las nuevas generaciones para que no se dejen caer por más fuerte que vengan las aguas.
Así, Irapuato es una ciudad reconstruida con cimientos fuertes desde la solidaridad y la valentía de un pueblo que no se ha dejado vencer por la naturaleza, por las adversidades, por las plagas ni por la inseguridad. Irapuato sigue de pie y en ruta.
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