Desaparecidos. “No podemos permitir que buscar sea una condena de muerte”: mujeres buscadoras en Guanajuato

No podemos permitir que buscar a un ser querido sea una condena de muerte”: exigencias de las buscadoras en Guanajuato

“No podemos permitir que buscar a un ser querido sea una condena de muerte.” La frase de Bibiana, vocera del colectivo Hasta Encontrarte, resume la paradoja que viven miles de mujeres en Guanajuato y en todo México: además de cargar con la ausencia de un familiar desaparecido, deben enfrentarse a amenazas, hostigamientos y asesinatos por la labor de búsqueda que las autoridades están obligadas a realizar y que han dejado en las manos de las propias víctimas y sus familias.

En el marco del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, la buscadora alzó la voz para recordar en nombre del colectivo de busqueda que ha convertido el dolor en su motor de lucha.

“Queremos búsquedas inmediatas en vida, queremos de regreso a nuestros familiares, y exigimos protección real para las buscadoras. Porque hoy, en Guanajuato, buscar se ha vuelto una actividad de altísimo riesgo”.

Colectivo Hasta Encontrarte

Guanajuato: la magnitud de la tragedia

Las cifras parecen irreales, pero cada vez el número es mayor. Según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, Guanajuato suma 5 mil 329 personas desaparecidas, de las cuales más de 530 corresponden al municipio de Irapuato.

México, en conjunto, enfrenta una crisis sin precedentes: 128 mil personas desaparecidas y más de 72 mil cuerpos sin identificar en todo el país. A la par, se han localizado casi 5 mil 696 fosas clandestinas, un reflejo de la violencia generalizada y de la incapacidad estatal para garantizar justicia, reveló el informe de Amnistía Internacional.

En este contexto, el papel de las familias —principalmente mujeres— ha sido fundamental. Son ellas quienes, armadas con palas, varillas y botas, recorren terrenos baldíos, montes y sembradíos en busca de pistas, y con sus manos excarvan en la tierra para rescatar los restos de sus seres queridos.

Los queremos vivos: Hasta Encontrarte

Durante una semana de actividades que incluyó reuniones con universidades, autoridades estatales y la inauguración de un mural en Irapuato, Hasta Encontrarte planteó tres demandas centrales:

  1. Búsquedas en vida.
    “No importa que hayan pasado ocho años, siete años, un mes o un día: los queremos de regreso con vida. Y los queremos inmediatamente, como lo marcan la Ley Federal, la Ley Estatal y los protocolos homologados de búsqueda”, recalcó Bibiana.
  2. Protección con enfoque en buscadoras.
    Guanajuato ya reconoce a las buscadoras como defensoras de derechos humanos, pero aún no existen mecanismos de protección específicos que tomen en cuenta los riesgos diferenciados que enfrentan. Mendoza subraya que se necesita un análisis de riesgo colectivo y medidas que también aborden la salud física y emocional de quienes buscan.
  3. Prevención de desapariciones.
    El colectivo insiste en que el problema no se resuelve solo hallando a quienes ya faltan: se necesitan políticas efectivas para detener el ciclo de violencia.

Van cinco mujeres buscadoras asesinadas en Guanajuato y seis más desaparecidas. Si nos matan o desaparecen a nosotras, ¿quién va a seguir buscando?”, cuestiona Bibiana, ya que la experiencia y los años de búsqueda le han dejado una cosa clara: si no los buscan ellas, nadie los busca.

La memoria como resistencia

Al menos 70 buscadoras del colectivo Hasta Encontrarte con apoyo de Amnistía Internacional México se unieron para realizar un mural en memoria de los desaparecidos en el parque vecinal Emboterradores.

El mural es símbolo de una lucha que no pidieron y que pareciera no tener fin. Fue diseñado con apoyo de Amnistía Internacional México y pintado por las artistas Alejandra Poiré y Fabiola Robles Avedaño; el cual representa escenas claves de la busqueda del colectivo: el rostro de desaparecidos, la tristeza y cansancio de las buscadoras, pero también la fuerza que las mantiene fieles a una busqueda que no terminará hasta que no haya ninguna persona más desaparecida en Guanajuato y en México. Esa fuerza está representada por el megáfono que no se calla ante la injusticia, dolor, miedo y amor, y las botas que empoderan a cada una de las mujeres que salen a buscar a sus desaparecidos.

El dato

“Yo creo que lo más simbólico son las botas porque es algo que sentimos que nos empodera. Antes en 2019 cuando empezamos a colectivizar, nos teníamos muchísimo miedo de marchar, de gritar, de exigir y creo que desde el momento que nos pusimos las botas para salir a buscar porque las autoridades no lo hacían, hubo un antes y un después para nosotras mismas.
“El megáfono es de todas las marchas que hemos hecho, las exigimos día con día, pero sobre todo, yo creo que la imagen lo dice, es que nos seguimos sosteniendo entre nosotras y que entre nosotras nos damos la esperanza y la fortaleza para seguir adelante

Colectivo Hasta encontrarte

El mural también refleja la solidaridad interna: mujeres que se sostienen entre sí, que encuentran en el acompañamiento mutuo la esperanza para seguir adelante.

“Representa cuando estamos escarbando en la tierra para poder encontrar una fosa clandestina, los rostros de tristeza cuando llegamos a casa y que no logramos encontrar nada o también después de alguna reunión con autoridades y no obtenemos las respuestas que queremos o de que a pesar del diálogo la violencia le no ha des disminuido porque las personas siguen desapareciendo”.

Colectivo Hasta Encontrarte

Un país de buscadoras

Amnistía Internacional realizó este año el informe: “Desaparecer otra vez: Violencias y afectaciones que enfrentan las mujeres buscadoras en México”, que refleja no solo la crisis de desparición que sufre México, sino el impacto que tiene en la sociedad, en las familias y en los amigos de las personas desaparecidas.

El documento, publicado en julio de 2025, recoge la experiencia de más de 600 mujeres buscadoras y expone un patrón de violencias múltiples que convierte la labor de búsqueda en un riesgo de vida:

  • El 97% de las buscadoras ha enfrentado algún tipo de violencia o afectación.
  • 73% sufre depresión, 72% insomnio y 70% deterioro de la salud física.
  • 39% ha sido víctima de extorsión y 45% ha recibido amenazas directas.
  • 14% ha sufrido ataques físicos y 6% secuestro.

Los datos son brutales: de 2011 a 2025, al menos 30 familiares de desaparecidos fueron asesinados en México, 16 de ellos mujeres buscadoras. El año más letal fue 2022, con seis asesinatos. Guanajuato aparece entre los estados más peligrosos para ellas.

que buscar no sea una condena a muerte  de las buscadoras.

El informe denuncia también que la violencia no solo proviene del crimen organizado. La violencia institucional —revictimización, omisiones y prácticas contrarias a estándares internacionales— es una constante. Entre ellas:

  • Exigir esperar 72 horas antes de recibir denuncias,
  • Investigaciones deficientes,
  • Negativa a reconocer a las buscadoras como víctimas.

La criminalización de la esperanza

Amnistía documenta que las buscadoras, además de sufrir violencia directa, enfrentan discriminación estructural por ser mujeres y por cuestionar al poder. Son estigmatizadas, desplazadas, revictimizadas y, en algunos casos, criminalizadas.

La organización advierte que muchas han tenido que abandonar sus hogares tras sufrir ataques armados, balaceras en sus domicilios o amenazas de muerte. Otras viven hostigamiento en redes sociales y vigilancia de personas armadas durante manifestaciones pacíficas.

La violencia tiene efectos devastadores en la vida cotidiana: pérdida de recursos económicos, abandono escolar de hijos e hijas, pérdida de viviendas y rupturas familiares. Buscar, literalmente, empobrece.

Coincidencia entre denuncia y evidencia

Las demandas del colectivo Hasta Encontrarte no son diferentes a las del resto del país, y así lo refleja el informe de Amnistía Internacional sobre las desapariciones:

  • Reconocer el derecho a buscar como un derecho humano.
  • Garantizar búsquedas inmediatas en vida.
  • Diseñar mecanismos de protección con enfoque de género e interseccional.
  • Combatir la impunidad institucional que perpetúa la crisis.

Ambas voces —la de las mujeres buscadoras de desaparecidos y la de una organización internacional— convergen en un mismo punto: la responsabilidad principal recae en el Estado mexicano.

Entre el dolor y la esperanza

La artista Alejandra Poiré, quien participó en el mural de Irapuato, explicó que su intención fue retratar cómo el dolor y la esperanza conviven en un mismo espacio. “A pesar de todo, ellas siguen buscando, y lo hacen con una esperanza que inspira”, dijo.

Esa esperanza se traduce en marchas, mantas, bordados y murales. En actos que insisten en que cada cifra es un nombre, un rostro, una vida.

Contra el olvido

En un país con más de 128 mil personas desaparecidas, la lucha de las buscadoras es, a la vez, un acto de amor y de resistencia.

“La memoria le pone rostro a la realidad violenta. Queremos creer que puede ayudar a la sensibilización de la sociedad y ver que no estamos exentos de ser víctimas de algún delito y no apartar al sector de la sociedad: los desaparecidos y a la gente que no hemos sido víctimas de la desaparición, sino que somos una sola sociedad y que los desaparecidos, como siempre lo decimos, pues nos faltan a todas y todos.

” Queremos que cada que alguien pase y vea el muro sepa que hay un grupo de mujeres en en Irapuato específicamente que todos los días salen a buscar en campo en fosas clandestinas los cuerpos de sus hijos, de sus hijas, de sus papás, de sus hermanos, de sus madres y que por esta labor de búsqueda van cinco mujeres buscadoras asesinadas en el estado de Guanajuato y seis más desaparecidas”.

Colectivo Hasta Encontrarte

Bibiana pidió no normalizar la violencia, no dejar pasar las balaceras a los negocios y verlo como algo normal, no ser indiferente a las marchas para exigir encontrar a los desaparecidos, no excluir ni criminalizar a las personas víctimas de la violencia; describió como muy triste que la gente ya no se horrorice cuando se habla de que más de 5 mil 329 personas desaparecidas, que no son sólo números, son 5 mil 329 familias destruidas: hijos, hijas, hermanas, hermanos, padres, madres, vidas que no volverán a ser las mismas hasta encontrar a sus desaparecidos.


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