Con apenas nueve años y una discapacidad neuromotora, Edwin Antonio Ramírez Flores vivió un día inolvidable al ser reconocido como Soldado Honorario por el Ejército Mexicano en Sarabia, Guanajuato. Acompañado por su abuela y autoridades del DIF Municipal, el pequeño originario de La Sauceda cumplió su más grande sueño entre aplausos, honores y corazones conmovidos.
En medio de los acordes marciales y la solemnidad del uniforme verde olivo, un niño de apenas nueve años hizo realidad su mayor sueño: portar el uniforme del Ejército Mexicano y ser parte, por un día, de los hombres y mujeres que sirven a la nación.
Su nombre es Edwin Antonio Ramírez Flores, originario de La Sauceda, municipio de Guanajuato, y desde este 15 de octubre, su historia quedó grabada en los corazones de quienes lo acompañaron durante la ceremonia del “Soldado Honorario”.
La emotiva ceremonia se llevó a cabo a las 10 de la mañana en las instalaciones del 5/o Regimiento Blindado de Reconocimiento, en Sarabia, Guanajuato, bajo la organización del personal de la 16/a Zona Militar. En el recinto, los soldados formaron filas de honor para recibir a Edwin, quien llegó con una sonrisa amplia y los ojos llenos de ilusión, vistiendo con orgullo su uniforme camuflado, idéntico al de los soldados que lo aguardaban.

Edwin vive con discapacidad neuromotora, un diagnóstico de artrogriposis, que ha hecho de su vida un constante reto. Sin embargo, su fortaleza y determinación lo han convertido en ejemplo de esperanza. Durante el evento, convivió con los elementos del Ejército, recorrió las instalaciones, conoció los vehículos blindados, y participó en actividades que lo hicieron sentir parte del cuerpo militar que tanto admira.
A su lado estuvo su abuela y tutora, Cristina Sevillano, quien no pudo contener las lágrimas al ver a su nieto saludando a la bandera y recibiendo los honores militares. “Él siempre soñó con ser soldado. Desde pequeño decía que quería cuidar a su país. Hoy lo logró, y verlo así, tan feliz, es el mayor regalo que la vida nos pudo dar”, compartió emocionada.
Un soldado honorario para recordar
La ceremonia contó también con la presencia del Saúl Navarro Smith, presidente del DIF municipal de Guanajuato, y de Marco Araujo Araujo, director del mismo organismo, quienes acompañaron a Edwin en este día tan especial. Ambos reconocieron la sensibilidad y el compromiso del Ejército Mexicano para brindar momentos de alegría a niños que enfrentan condiciones de salud adversas.
“Este tipo de acciones nos recuerdan que servir a México también significa tocar corazones”, expresó el Navarro Smith, al destacar la importancia de unir esfuerzos entre instituciones civiles y militares para sembrar esperanza en la niñez guanajuatense.
El momento más simbólico llegó cuando Edwin fue declarado oficialmente “Soldado Honorario del Ejército Mexicano”. Con voz firme, recibió su reconocimiento y saludó al general a cargo del acto. En ese instante, los aplausos llenaron el lugar. Algunos soldados, visiblemente conmovidos, lo felicitaron por su valor y entusiasmo.

La jornada concluyó con una convivencia donde Edwin disfrutó de un recorrido por los vehículos blindados y compartió risas con sus nuevos compañeros de uniforme. Su rostro irradiaba alegría; esa alegría pura que solo puede venir de los sueños cumplidos.
El Ejército Mexicano reafirmó con esta acción su compromiso humano con la sociedad, mostrando que más allá de la disciplina y la fuerza, también hay un profundo sentido de solidaridad, empatía y amor por la vida de cerca con la ciudadanía.
Edwin regresó a casa como un héroe. No solo por haber sido Soldado Honorario, sino por recordarle a todos que la grandeza no se mide en fuerza, sino en el coraje de seguir soñando, aun cuando el cuerpo imponga límites.














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