Irapuato se desangra en agua: 46% se pierde antes de abrir la llave. Aquí te decimos como ayudar

Irapuato se desgranda de agua, pierde más del 40 por ciento que no llega a casa. las fugas son un problema

Imagina que compras una botella de agua, la abres con sed, das un trago… y el resto la tiras al suelo. Suena absurdo, ¿verdad? Pues eso, a gran escala, es lo que ocurre en nuestra ciudad: casi la mitad del agua que se extrae de los acuíferos nunca llega a tu vaso, tu regadera o la olla donde cueces los frijoles. Se esfuma en fugas ocultas, reventones y tuberías que ya no dan para más.

El enemigo bajo tierra

De acuerdo con datos recientes de la Junta de Agua Potable, Drenaje, Alcantarillado y Saneamiento de Irapuato (JAPAMI), la eficiencia en la distribución apenas llega al 54%. Eso significa que el 46% del agua se pierde en el camino. Una cifra que, si pensamos en el contexto de sequía, altas temperaturas y más de medio millón de habitantes que dependen de este recurso, resulta alarmante.

El director de JAPAMI, Roberto Castañeda Tejeda, lo dice claro: la red está vieja. Son kilómetros de tuberías que llevan décadas enterradas, y que hoy ya no soportan la presión ni el paso del tiempo. Muchas de las fugas ni siquiera se ven en la calle; ocurren en lo profundo del subsuelo, donde el agua se escurre sin que nadie lo note.

A este panorama se suma otro factor silencioso: la presión excesiva. Aunque para los vecinos el problema suele ser la “baja presión” en casa, lo cierto es que en la red la historia es distinta. Cuando las tuberías reciben presiones descontroladas, revientan con más facilidad. El resultado: más litros desperdiciados y más baches en el pavimento.

Tecnología contra el desperdicio

La buena noticia es que el problema está identificado y hay un plan en marcha. JAPAMI busca que, en 10 años, Irapuato logre 80% de eficiencia hídrica. Parece lejano, pero ya se han puesto manos a la obra con dos estrategias principales:

  1. Sectorización y telemetría. La red de agua se está dividiendo en zonas específicas. Con esto, la paramunicipal puede detectar más rápido en qué sector se pierde agua y actuar antes de que el daño se extienda. Además, se están instalando medidores con telemetría, una especie de “ojos digitales” que permiten medir presiones en tiempo real y prevenir reventones.
  2. Detección oportuna. Con equipos como geófonos —que amplifican el sonido del agua escapando bajo tierra— y hasta tecnología satelital, cuadrillas de trabajadores recorren la ciudad en busca de fugas invisibles. También se usan cámaras de video-inspección para monitorear las tuberías por dentro.

Estas acciones, sumadas a proyectos de infraestructura como el macrotanque de vidrio fusionado, buscan darle un respiro al sistema. Sin embargo, modernizar kilómetros de tubería no es algo que se logre de la noche a la mañana.

Lo que tú puedes hacer (y ahorrar)

De poco servirá la inversión si en casa seguimos desperdiciando agua sin darnos cuenta. Una fuga doméstica —esa gotera en la regadera que ignoras o el escusado que nunca deja de sonar— puede significar miles de litros perdidos al mes. Y sí, también miles de pesos más en tu recibo.

Por eso, JAPAMI insiste: el ciudadano es un sensor vital de la red. Si notas que tu medidor sigue girando aunque no uses agua, si ves una fuga en la calle o escuchas el ruido extraño de agua corriendo donde no debería, repórtalo de inmediato:

  • Aquatel 073
  • WhatsApp: 462 171 96 45
  • Redes sociales oficiales de JAPAMI (Facebook y Twitter)

Cada reporte oportuno significa menos agua tirada, menos presión en la red y más seguridad en la vialidad (porque las fugas también provocan socavones y baches).

Una responsabilidad compartida

La crisis hídrica no es un problema ajeno. No es “cosa de la JAPAMI”, ni de los gobiernos. Es un asunto que impacta directamente en la mesa de cada familia, en los cultivos de los agricultores y en la industria que sostiene empleos en la ciudad.

Perder casi la mitad del agua es un lujo que Irapuato no puede permitirse. La solución pasa por la tecnología, sí, pero también por la conciencia de quienes abrimos la llave todos los días.

Así que la próxima vez que escuches una gota insistente en el fregadero o veas agua corriendo en plena calle, recuerda: no es solo agua perdida, es futuro que se nos escapa. Y si todos ponemos atención, podemos hacer que esa cifra del 46% se reduzca más rápido de lo que imaginamos.

Porque cuidar el agua no es un discurso: es la diferencia entre abrir la llave y que salga un chorro fresco… o encontrarnos con que ya no queda nada.


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